sábado, 21 de diciembre de 2019

Hilo rojo, hilo teñido

Cuenta la leyenda japonesa del hilo rojo que los dioses unen a los amantes por medio de un hilo rojo invisible atado al dedo. De esta forma, los amantes siempre se encontrarán, independientemente del momento o lugar, y de lo mucho que el hilo se estire o retuerza.Así surgen las almas gemelas. Pero hay algo que esta leyenda olvida contar. Cada persona tiene varios hilos, y cada persona tiene un tono de rojo. Su mitad es de su color. Cuando dos personas de distintos tonos se encuentran, comparten parte de su camino, aunque no sea para siempre. Pero hay un tercer tipo de persona. Personas sin uniones, con su propio medio hilo colgando, muerto. Personas parásitas de hilos. Personas que roban conexiones de hilos, uniendo los suyos propios y tiñéndolos del color de la otra persona, que, ajena a lo que sucede, vive feliz, creyendo que ese es el hilo indicado. Pero el elemento parásito absorbe todo lo que puede de su compañero, sin llegar jamás a involucrarse de forma sincera, y empieza a tirar del hilo, y a retorcerlo, hasta que este, debilitado por el tinte, se rompe, dejando al parásito de nuevo a la caza de un huésped y otra alma perdida a sus espaldas.


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