domingo, 8 de marzo de 2020

Cry for help

Silencio. Soledad. Tercer timbre y se abre el telón. Expuesto, al descubierto, al desnudo. Desenmascarado. Se acabaron trampas, tretas y mentiras. Se acabó fingir. Se acabó actuar. Se acabó aguantar. Debilidad, cobardía y silencio. Abandono. El viento silba, escalada de volumen, lluvia cae. Brillo, dolor, pausa...

Pausa..

Pausa.

 Intento y lucha interna. Se alarga. Se pierde. Se cierra el telón. Salida fácil.



sábado, 21 de diciembre de 2019

¿Te lo tengo que explicar? 1.


El Hada Chalada de los Sueños y La Reina de Todo llevan exactamente 17 días de lío. Como las cosas van cada vez mejor, y están tan cómodos y tan genialmente juntos, se acerca el momento evidente para cualquier ser de esta tierra menos, por supuesto, queridos oyentes, para nuestro estúpido y asexual mentecato favorito, La Reina.
Así, el Hada Chalada se decide, leyendo perfectamente la situación y los sentimientos de ambos (al contrario que La Reina, como ya hemos adelantado) y pese a la vergüenza tan adorable que la caracteriza, comienza a insinuar sus intenciones, comenzando con su ya amado por todos “¿Y si…?”. Pero esta vez se diferencia evidentemente del resto porque nuestra heroína no termina su pregunta. La Reina, totalmente ajena a una situación tan básica para el común de los mortales, insiste una y otra vez en conocer el resto de la pregunta, llegando a ofrecer incluso sexo a cambio (hecho del que se daría cuenta más tarde, para variar), accediendo al final a cumplir la condición impuesta por el Hada Chalada sin todavía conocerla. Esta, creyendo que su interlocutor portaba más de media neurona en ese momento, lanza la condición pensando que sería un gran spoiler: “A cambio quiero una respuesta”.
Tras algo más de insistencia por parte de La Reina para ayudarla a superar su linda timidez, el Hada Chalada se decide. “¿Y si… salimos?”. Tras una breve pausa en la que claramente se escuchó el sonido de unos oxidados engranajes girando con esfuerzo y a trompicones, nuestro anti-héroe, en un despliegue de audacia y agudeza mental pura y dura, responde: “¿A dónde?”. Tras una mirada de incredulidad ante una broma en un momento así, el Hada Chalada cae en la cuenta de que la pregunta nace de la combinación de las más absolutas sinceridad y estupidez y rompe a reír sin control. La Reina, percatándose en ese mismo instante de que algo no encaja, vuelve a poner en marcha el despiezado mecanismo de su cabeza y, casi diez eternos segundos después, comprende el verdadero significado de la pregunta y, presa de la mortificación y la vergüenza, luciendo en su cara la definición de la expresión ‘tierra trágame’, convencido de haber roto la magia del momento y de haber hecho al Hada Chalada arrepentirse de su propuesta, libera de sus entrañas un largo “¡Aaaaaaaaaaaaah!” de entendimiento y, con apenas un hilo de voz, y rezando a todo el panteón de sus dioses, pronuncia, por fin, el esperado “Sí, claro que sí” que dio comienzo a nuestra novela romántica favorita con la que hoy os entretengo, queridos oyentes. Acompañadme en esta aventura de amor y estupidez absoluta y, os lo prometo, no os arrepentiréis.

Tedio

Tedio. Aburrimiento. Tiempo perdido. Ánimo, ganas y actitud derribados en cuestión de segundos al escuchar un nombre, al mirar el reloj.
Pereza. Hastío.Ojos en blanco, negaciones con la cabeza, náuseas fingidas y reales. Risas contenidas por no llorar.
Las horas pasan a la velocidad de un atasco kilométrico a la salida del trabajo.
Exasperación pura y dura, rabia, indignación e impotencia. Dolor de cabeza, oídos taladrados y voluntad resquebrajada, domada, doblegada.
Falta de preparación, sensación de superioridad, ineptitud e indiferencia para definir al objetivo de desprecio. Un número que puede hundirte la vida para reforzar su posición.
¡Rechazo absoluto ante tal agresión!
Pasividad y sumisión. Ni es la primera vez ni será la última. Voz de alarma y nadie hace nada.
Se mira de nuevo el reloj. El tiempo continúa congelado.
Agotamiento físico y mental. Extenuación espiritual. División de atención. Cien tareas inconclusas. Una prueba copiada, y llenando el cráneo, pelusas. Muerte cerebral, zombie, un cadáver andante y tecleante. Muerte en vida, añoranza de la oscuridad con tal de huir. Pero no hay salida.

                                                                Solo tedio.


El viaje de Balantér 1.

"No me acerco a nadie. Les facilita hacerte daño." Balantér se cambió las máscaras
"Pues con esa actitud siempre estarás solo. Y ninguno de los dos queremos eso."
"No estoy solo. Te tengo a ti. Y contigo me sobra y me basta."
"Yo no cuento y lo sabes. Y con lo pesimista que eres, siempre viendo el vaso medio vacío, no debería ni tener que decirlo."
"No soy pesimista, soy realista. Por eso renuncio a todo el mundo menos a ti. Eres el único que nunca me va a fallar."
Balantér, que había estado cambiando sus máscaras con cada intervención, se detuvo y dejó caer lentamente los brazos, una máscara en cada mano, bajando al mismo ritmo que la lágrima que rodaba por su merilla.
Alzó de nuevo la vista y, en un tono apenas audible, sentenció:
-Eso es mentira.
En silencio, el espejo le devolvió una mirada total y absolutamente desolada.

Textowski

Pese al frío que nos envuelve en la noche, pese al vaho que difumina el escaso calor que se aferra a nuestros cuerpos, pese al gélido metal que horada nuestra piel en busca de un bien tan preciado en la oscuridad, el fuego más ardiente nace en mi interior cada vez que glorificas mi vista con tu presencia,encendiendo en mí los deseos más primarios del hombre,activando cada célula de mi existencia, cada partícula de deseo que hay en mí. Y cómo te deseo. Cómo ansío saborear cada milímetro de tu tez, cómo suspiro por enredar mis dedos en tus cabellos mientras la pasión nos consume en una voraz llamarada, por apretarlos en torno a tus caderas al embestirte con la potencia y la urgencia de mil amantes a su musa anhelante y encamada. Me colma la necesidad de sentir tus mordiscos en mi dermis en el momento en que nuestros cuerpos se funden en un solo ser, en que nuestras almas armonizan al son de  nuestros gemidos, naciendo simultáneamente de lo más hondo de nuestras entrañas, de donde surge el placer más extasiante. Así que dejémonos llevar por nuestra voluntad más primitiva y demos comienzo a un festival en honor a los más sagrados dioses del sexo que, explosión tras explosión del más exquisito y delicioso éxtasis, no terminará jamás.

Nombre del futuro pasado

Mis retazos del pasado,
como antaño, una leva:
polvo al viento, se lo lleva;
sólo roba, muerte al fado.

Incluso al sufrir se aprende,
la victoria nada enseña,
mas ningún sabio desdeña
la alegría o la reprende.

¿Cómo hacer si la certeza
de felicidad se rompe,
y cual veneno corrompe
de tu vida la corteza?

¿Aguantar cómo esta pena,
cómo detener el llanto,
cómo tragarse el espanto
que a la oscuridad condena?

Encuentro mi pensamiento,
mis sueños y mi esperanza
perdidos en la añoranza
día y noche, yo no miento.

Lágrimas el rostro cubren,
lágrimas el alma empañan,
todas las palabras dañan,
más, más heridas descubren.

A la causa lo dedico,
cada estrofa indica nombre,
mas parece que a este hombre
la felicidad no es ico.

Hilo rojo, hilo teñido

Cuenta la leyenda japonesa del hilo rojo que los dioses unen a los amantes por medio de un hilo rojo invisible atado al dedo. De esta forma, los amantes siempre se encontrarán, independientemente del momento o lugar, y de lo mucho que el hilo se estire o retuerza.Así surgen las almas gemelas. Pero hay algo que esta leyenda olvida contar. Cada persona tiene varios hilos, y cada persona tiene un tono de rojo. Su mitad es de su color. Cuando dos personas de distintos tonos se encuentran, comparten parte de su camino, aunque no sea para siempre. Pero hay un tercer tipo de persona. Personas sin uniones, con su propio medio hilo colgando, muerto. Personas parásitas de hilos. Personas que roban conexiones de hilos, uniendo los suyos propios y tiñéndolos del color de la otra persona, que, ajena a lo que sucede, vive feliz, creyendo que ese es el hilo indicado. Pero el elemento parásito absorbe todo lo que puede de su compañero, sin llegar jamás a involucrarse de forma sincera, y empieza a tirar del hilo, y a retorcerlo, hasta que este, debilitado por el tinte, se rompe, dejando al parásito de nuevo a la caza de un huésped y otra alma perdida a sus espaldas.


domingo, 7 de mayo de 2017

Pero no lo hiciste

¿Recuerdas el día que tomé prestado
tu coche nuevo y lo choqué?
Pensé que me matarías,
pero no lo hiciste.

¿Recuerdas el día que vomité el pay de fresa
por todos lados en tu tapete nuevo?
Pensé que me odiarías...
Pero no lo hiciste.

¿Recuerdas aquel día que te arrastré conmigo a la playa,
y realmente estaba lloviendo justo como tú dijiste que estaría?
Pensé que dirías "Te lo dije"...
Pero no lo hiciste.

¿Recuerdas ese día que coqueteé con todos los chicos
para ponerte celoso, y tú realmente te pusiste celoso?
Pensé que me dejarías,
pero no lo hiciste.

¿Recuerdas el día que me olvidé de decirte que el baile
era de ropa formal, y terminaste llevando jeans?
Pensé que me abandonarías,
pero no lo hiciste.

Sí... Había un montón de cosas que no hiciste.
Pero me aguantaste, me amaste, me protegiste.
Y había un montón de cosas que quería hacer contigo...
Cuando tú regresaras de Vietnam...
Pero... No lo hiciste.

                                                         Merrill Glass.

martes, 21 de junio de 2016

Sexo

Hay gente para la cuál el sexo es un intercambio de fluidos. ¿Qué diferencia hay en eso con una puta? Tanto para ella como para él, no me malinterpretes. No critico a la gente que busca eso, si todos buscásemos lo mismo el mundo sería muy aburrido, ¿no? Para mí el sexo tiene que ser algo más. Tiene que ser como esa primera vez que coges de la mano a esa persona por la que sientes algo especial, cuando te lanzas sin saber cómo reaccionará. Cuando estás sentado al lado de ella y, de repente , mientras le acercas lentamente la mano, sientes que tu pulso se acelera, incluso tu corazón da un salto, tus pelos se ponen de punta y tu respiración se detiene. Y en ese instante, justo en ese instante en que podrías percibir todas y cada una de las partículas del aire ante ti en todos sus aspectos gracias a la adrenalina que recorre tus venas a toda velocidad, a lo único que prestas atención es al tacto de su mano, a como la rozas con la tuya, a cómo se acomodan la una a la otra como si de piezas de un puzzle se tratasen, a cómo los dedos se entrelazan como si llevasen toda la vida haciéndolo, o esperando para hacerlo. Y mientras eres consciente de todo esto, tienes que mirar tu mano, para asegurarte de que es la tuya la que vive ese momento y no otra, y tras confirmarlo subes la mirada y te encuentras con sus ojos realizando la misma operación, expresando el mismo hormigueo en la base del estómago. Esa magia es el sexo. Cada una de las veces.

lunes, 15 de febrero de 2016

Puertas

Cuando una puerta se cierra, me pregunto qué he hecho mal. Las puertas no se cierran solas, y una oportunidad perdida o desperdiciada es algo que me desquicia, algo que realmente me hace llorar.
Por otro lado, sí que es una sorpresa cuando una puerta se abre. Puede incluso ser una puerta que lleve ahí años y de cuya presencia te percates cuando, al coger el pomo, cuya existencia ignorabas, notas cómo alguien hace lo mismo desde el otro lado. Son puertas que hacen llorar, reír, pasar noches sin ser capaz de pegar ojo o sin querer hacerlo; puertas nuevas y milenarias, vitales o insignificantes, majestuosas, sencillas, llamativas. Son puertas que veremos una sola vez en la vida o que identificaremos con el hogar, puertas que nunca se cerrarán y otras de las que ni siquiera tendremos la llave. Puertas de todos los colores y de ninguno, tactos, sonidos, olores y sabores. Puertas mágicas, ocultas, puertas trampa, puertas rudas, refinadas, frágiles y seguras. Puertas que no llevan a ningún lado, otras que no quieres abrir, y las hay que contienen mundos enteros. Pero lo importante, lo verdadera y únicamente importante de esas puertas, es lo que hay detrás.
¿De qué nos valen si no las abrimos?