domingo, 22 de diciembre de 2013

Querida L:

Porque me enfado. Porque me dan arrebatos. Porque discutimos, dicímonos cousas feas, gritámonos e choramos. Porque te maltrato psicoloxicamente e te humillo. Por todo, perdón, síntoo.
Porque sorrío se sorrís. Por esa mirada que me acelera o pulso. Porque o teu contacto me leva o ceo. Porque sentirte é máxico, e non hai ningunha outra pra min dende que nos coñecemos. Porque es un agasallo do ceo, porque quero unha vida contigo, por Nora. Por todo, quérote, ámote.
Porque es o eco polo que me pasaría a vida berrando. Porque non sei que é o que fas, só que dende que o fas, todo é maravilloso.
Es o amor da miña vida. E na miña vida vas quedar, pra sempre. O amor é unha canción que nunca remata.
Sempre teu,
                                                             G.
P.D.: Quérote.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Se acabó:

Irónico, ¿verdad? Que aquella que me inspira sea la misma que me roba la vida, el alma. Que sea dueña de mis pensamientos y corazón. Que aguarde meses con él ahí, por ella, sin que sospeche ni mínimamente lo mucho que sufro cada día. Que aguarde meses, con la esperanza de que me elija a mí y no a él. Vana esperanza. Decidió que había llegado el momento de elegir. Y pudiendo elegir empezar el resto de nuestra vida juntos, decidió echarme de su vida. Y entonces, igual que cuando la conocí supe lo que era el verdadero amor, supe lo que era el verdadero dolor. Sentí literalmente cómo una fría hoja de acero me atravesaba el pecho, de lado a lado. Todavía no sé si desde delante o desde atrás. Pero ojalá hubiese sido una hoja real y no metafórica. Pues ahora soy un muerto en vida. Pues ahora he perdido mi motivo para vivir, para seguir adelante. He perdido una parte de mí. Habría preferido que me amputasen las piernas. No hay palabras para describir el dolor de que me haya hechado de su vida. No hay palabras... No hay palabras...
Siempre tuyo,
G.
P.D.: Siempre te querré. P.D.2: Acuérdate de Nora.

Sigue siendo ella:

No la tengo. No es mía. Pero yo sí que soy suyo, nunca dejé de serlo. ¿Qué puedo hacer, sin esperar a que se decida? La quiero. La amo. Es la muejer de mi vida. La futura madre de mis hijos. Aquella con quien quiero envejecer. ¿Ella me quiere? Parece ser. ¿Pero por qué no se entrega a mí, entonces?
Siempre tuyo,
G.
P.D.: Te quiero.

jueves, 4 de julio de 2013

Loa al amor:

Hola. Después de tanto tiempo, vuelvo a escribir para hablar de ella. Últimamente ando un poco ocupado. Después de cinco años queriendo ser oficial de Infantería de Marina, acabado el bachilleraro he decidido entrar en la ESAD. La Escuela Superior de Arte Dramático. Quiero ser actor. Tomar esa decisión me hizo increíblemente feliz. ¿Y mis amigos, de quienes esperaba alguna burla, alguna risa, alguna recriminación por elegir una carrera de futuro tan incierto y determinado por la suerte? Mi decisión me hizo aún más feliz cuando todos mis amigos me felicitaron y me demostraron su apoyo a mi decisión. Un apoyo que sinceramente no esperaba. Creía que ya tenía cubierto el cupo por un tiempo... y resultó que no. Cuando entré por la puerta para hacer la primera prueba práctica la vi. Ahí estaba, de pie en el medio de la sala, hablando con un par de compañeros, nerviosa por lo que nos esperaba, pero irradiando seguridad en sí misma. Su sonrisa me cautivó desde el momento en que llegué. Su mirada me atrapó en cuanto me dirigió esos dos oscuros agujeros. Dos oscuros agujeros y una luminosa sonrisa que provocaron un único pensamiento: "Es ella". Tenía su indomable melena rubia recogida. Y la prueba empezó. Todos nos dejamos llevar, estábamos allí para eso. Y cada vez que me cruzaba con ella, la sonrisa, esa sonrisa sincera, con toda la cara implicada en ella, esa sonrisa que por un momento me dirigía a mí y sólo a mí, me hacía caer más y más en sus redes. Acababa de conocerla y ya estaba enamorado. Entonces empecé a creer en los flechazos. En el amor a primera vista. Intenté, hasta que lo conseguí, ver su nombre en la pegatina. Un nombre especial único como ella. Bonito. Un nombre que le iba realmente bien. Cada momento que la miraba, cada instante sentado a su lado, fue inolvidable. El siguiente día se me hizo eterno. ¡Un día entero esperando para verla de nuevo! Se me hizo insufrible. Y llegó el día de la segunda prueba. Llegó tarde. Creí que se había retirado, no era normal que llegase tarde. Respiré tranquilo cuando escuché la puerta y vi que era ella. Estaba tan guapa... Incluso en la sencillez y comodidad que se nos exigía para los ejercicios ella destacaba por encima de los demás. Su dorada cabellera caía salvaje sobre sus hombros, al descubierto, acariciando su lisa y morena piel. Y sólo pude pensar una cosa. Tenemos que entrar los dos. Después de tanto tiempo buscando esto, lo he encontrado donde no creí que lo haría. Esto no puede acabar así. Y no lo hará.
                                                           Siempre tuyo, G.
P.D.: Te quiero.

jueves, 21 de marzo de 2013

A mi musa

Cuando la noche cae
y me cubre el manto estrellado,
sueño pensando enamorado
en la sonrisa que me distrae.

Dando vueltas y vueltas en vela,
mi amor por salir lucha,
el corazón habla, el cerebro no escucha,
entierro la cara en la almohada de tela.

Así pasan horas y horas
pensando en ella, mi única musa,
que atormenta mi mente confusa
con bellezas cegadoras.

Al reír, esos hoyuelos,
suspiros en mi alma fieros,
causan insomnios placenteros
en que escribo mis anhelos.

¿Y finalmente qué sucede
si mi musa, inspirar, no inspira?
No puede haber tal mentira
si la pasión a la razón precede.

Y recitándole todos mis versos
me doy cuenta de una verdad:
que no hay mayor realidad
que a una musa amores diversos.

Siempre tuyo, G.
P.D.: Te quiero.

Loca

En el pasillo surgió de la nada.
¿Un ángel? ¿Un hada?
Cupido atacó con su espada.
¿Su sonrisa? ¿Su mirada?

Ante los dos pozos negros,
que por ojos lleva en el rostro,
con ánimo compongo alegros
y mi corazón sin dudar postro.

Que su pelo largo y sedoso
acaricie mi mejilla,
es mi sueño más hermoso
en mis noches de vigilia.
Su mano toca mi pecho,
mi corazón su alma;
sólo pienso ese derecho
en la noche, ambos, en calma.

Junto a esa tensión leve
que de sus labios hacia arriba tira,
tórnase mi corazón, cual lira,
en música de alegría breve.

Siempre tuyo, G.
P.D.: Te quiero.

domingo, 17 de marzo de 2013

Por ella

Ha vuelto. Ha vuelto a entrar en mi vida. Puede que no como yo hubiese querido, pero ha vuelto. Algo es algo. Aunque a veces, el ansia por que pase algo que deseamos puede jugarnos malas pasadas. Puede hacernos ver señales donde no las hay. Puede que hagamos alguna tontería por ello, pero ¿qué es una simple tontería para una amistad que se ha recuperado tan rápido? Era una tontería necesaria. La primera vez que me lanzo más allá de una simple declaración de sentimientos. Pero mejor quedarme con el amable y amargo rechazo, con su dulce sonrisa, con la complicidad entre ambos, con las conversaciones que tenemos, por cortas y banales que sean, con una gran noche... Es mejor, infinitamente mejor, quedarme con eso que con el sempiterno "qué habría pasado si". Ahora sé cómo están las cosas. Ella lo sabe también. Y sabe que no tengo problema en esperar.
Por ella.

A un pasado presente

Es mi amigo, al sonar,
el silencio de la noche,
ayudando a que derroche
mi tiempo de descansar.

El crujido del papel
y de mi pluma el roce
acompañan mi esboce
cual mármol y cincel.

Mas no ha ser agradable
mi tiempo a oscuras despierto,
pues parece ojo de tuerto
mi enfermedad inefable.

Nací ya en su compaña,
la creí habitual,
pero sentía más su mal
al ahogarme en su maraña.

Pasaba y pasaba la vida
sin casi poder dormir,
cansado al escribir
mis horas oscuras de huida.

     Y con un violín en mi mente
     y un pensamiento en la mano,
     despedía, ya anciano,
     a un pasado presente.