"No me acerco a nadie. Les facilita hacerte daño." Balantér se cambió las máscaras
"Pues con esa actitud siempre estarás solo. Y ninguno de los dos queremos eso."
"No estoy solo. Te tengo a ti. Y contigo me sobra y me basta."
"Yo no cuento y lo sabes. Y con lo pesimista que eres, siempre viendo el vaso medio vacío, no debería ni tener que decirlo."
"No soy pesimista, soy realista. Por eso renuncio a todo el mundo menos a ti. Eres el único que nunca me va a fallar."
Balantér, que había estado cambiando sus máscaras con cada intervención, se detuvo y dejó caer lentamente los brazos, una máscara en cada mano, bajando al mismo ritmo que la lágrima que rodaba por su merilla.
Alzó de nuevo la vista y, en un tono apenas audible, sentenció:
-Eso es mentira.
En silencio, el espejo le devolvió una mirada total y absolutamente desolada.
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