lunes, 18 de julio de 2011

Querida A:

Perdón por haber tardado tanto en escribirte. No sabía que decir y no quería malgastar el papel en decirte las mismas palabras sin sentido que puede decirte cualquier desconocido para camelarte. Al final me di cuenta de que no hace falta que me rompa la cabeza pensando y pensando para encontrar algo bonito y original que decirte. Basta con que escriba lo que se me pasa por la mente, lo que siento. Es curioso, ¿verdad? Intentaba escribir con la cabeza lo que sólo se puede escribir con el corazón. Pero lo que yo siento por ti lo siento con el corazón. Y es algo que mi cerebro no puede explicar. Y a pesar de saber que tú no sientes lo mismo por mí, cuando escribo esto sólo siento alivio. Porque aunque sea indirectamente, hablo contigo y te cuento lo que me pasa, lo que me gustaría que te pasara a ti. Porque soñar es gratis, y pocas cosas tan baratas, producen tanto placer y alegría. Aunque también cause sufrimiento, claro. Pero prefiero quedarme con el lado bueno de las cosas. Soy optimista. Y tengo que serlo, o ya hace tiempo que me habría pegado un tiro. Espero que te des cuenta de que me estoy abriendo a ti como no me he abierto nunca a nadie. Y dudo que vuelva a hacerlo. Porque ya sabes que soy
                                               Siempre tuyo, G.
P.D.: Te quiero.

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