martes, 3 de marzo de 2015

Vete

Me desgarraste las ropas. Me abriste la carne en canal. ¡Me clavaste una daga, una daga asesina que liberó la fuente roja en mi pecho! Mira tus manos. Mira las mías. Manos hermanas, muestra del veneno que reside en nuestros corazones y nos consume a los dos a un tiempo. El dulce paso del tiempo nos cubre con el manto de la falsa indiferencia. Así que vete. No quiero volver a pensarte. Tu música se extinguió en mí. Vete y susurra tus mentiras de sirena maldita a otro marinero al que llevar a las profundidades. A base de ahogarme aprendí a nadar. A base de escucharte me volví sordo. Cada paso me aleja de tu centro de gravedad, cada paso cuesta menos, cada paso alivia más. Vete y llena de dulce miel los oídos de otro incauto dispuesto a divinizarte como yo lo hice. Vete a matar otro corazón, otra ilusión, otro amor. Vete y traiciona otra confianza. Vete. Y déjame ser feliz.

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